lunes, 18 de marzo de 2019

El viaje de Valentina.

Mi nombre es Valentina de la Mora, me dedico a la piscología y si me preguntan qué me
motivó a estudiar esta carrera, fue el estudio del comportamiento social humano, para
especialmente erradicar las incorrectas imposiciones y penalizaciones morales de la
sociedad por medio de la concientización; logré trabajar con grupos de personas, por
algún tiempo, pero la monotonía, deudas y muchos motivos triviales hicieron que perdiera
el verdadero sentido de mi profesión, y me estanqué dentro de un circulo al que llamaba
“vida”. ¿Cómo llegué a este estancamiento? Pues al principio, estaba convencida de que
sería un agente importante para que en el mundo se dejaran de lado los tabús, lo sé, eran
demasiadas expectativas para mí misma, pero obtuve mi primer trabajo y no fue lo que
esperaba, ya que fue con un pequeño grupo de adolescentes de una escuela secundaria,
y yo creía que hablarles sobre estos temas sería como querer hacer que una roca levitara,
así que hice mi trabajo y como lo anticipé a ninguno le interesó, me sentía realmente
frustrada, les llevé toda esa riqueza textual y ellos simplemente no la leyeron, como lo
dije, no podía hacer que esos adolescentes amantes de cosas superfluas como los
deportes, la música o el cine, entendieran un tema tan complejo y exuberante. Y así, cada
vez que me contrataban para charlas o capacitaciones, me topaba con la indiferencia de
las personas hacia el tema y su preferencia hacia cosas que en ningún sentido aportan
riqueza a la psique humana. De modo que todos estos hechos por su forma repetitiva y
monótona, hicieron que me cuestionara sobre si tantos años de estudio hacia estos temas
me habrían servido ante una sociedad que ignora lo realmente importante, incluso llegué
a un punto en el que no soportaba ver a las personas con sus estilos de vida, ya que me
parecían un total error; me volví una persona antisocial, lo que suena contradictorio a mi
objetivo inicial de querer estudiar el comportamiento social humano, más ahora me
parecía totalmente descabellado mantener una relación con alguien que viviera su vida
sin conocer de razonamientos psicológicos. Luego de esto, empezaron los problemas
económicos, por mi forma de ser ya nadie me contrataba para las “famosas charlas de
concientización” y comencé a hacer honor a mi apellido de la Mora, ya que tenía mora
hasta en el recibo de aire, y eso que no se paga por el aire. En definitiva, mi vida estaba
arruinada, yo siempre pensé que al graduarme conseguiría el trabajo de mis sueños,
tendría mucho dinero y sería feliz quitando los tabús de la vida de las personas, porque no
hay nada mejor que te paguen por ir corrigiendo los comportamiento ajenos, sin embargo
a las personas no les gusta que las corrijan y concienticen sobre sus vidas comunes.
Una tarde, mientras paseaba por las calles de la ciudad, me encontraba en un debate
conmigo misma sobre mi situación económica originada por mi falta de empleo, observe a
lo lejos un letrero en el viejo edificio de la biblioteca que se encontraba justo en la esquina
de la calle que llevaba a la plaza central, en el letrero decía: “Se necesita empleada”, sin
pensarlo dos veces, corrí para postularme al puesto, de todos modos pensé: “En esta
biblioteca he pasado casi toda mi vida de estudiante, no habría de dónde perderme para
dar con un libro”. A pesar de que mi título merecía otro trabajo, el puesto de auxiliar de
biblioteca me sentaba bien de acuerdo a mi situación.

Una anciana bibliotecaria, a quien por cierto no recordaba haber visto nunca en esa
biblioteca, de inmediato aceptó atribuirme el puesto de trabajo, y sin ningún rodeo me
asignó mi primera tarea y fue la de específicamente ir a la sección de libros de estudio y
organizar los libros del estante por medio de un inventario. Esta tarea me pareció sencilla
y de inmediato corrí a realizarla, y cuando estaba inventariando todas esas pilas de libros,
alcance a leer entre medio de ellos el título: “La interpretación de los sueños por Sigmund
Freud”, rápidamente me abalance sobre este libro ya que era uno de mis favoritos, este
estudiaba la psique en un momento tan intrigante como son los sueños, tan pronto como
pude empecé a leerlo, ignorando la tarea que se me había asignado, alegando que la
anciana no se daría cuenta, pues ese pasillo estaba totalmente escondido.

Y así empecé a sumergirme en la piscología desde el punto de vista de Freud, me
sumergí tanto que empecé a caer en un sueño profundo del cual desperté solo con un
fuerte destello de luz que se posó frente a mí, una vez esta se apagó , observé a mi
alrededor y toda la pila de libros estaba ordenada en su estante correspondiente,
situación que me generó extrañeza, puesto que lo último que recuerdo es no haberlos
ordenado y supuse que la anciana me había encontrado durmiendo y lo hizo por su propia
cuenta. Cuando me dispuse en dirección del lobby de la biblioteca, me percaté que no
había nadie y que afuera ya era de noche; salí por la puerta principal que daba a la calle
de la plaza y no había ninguna persona en las calles, de repente la luz que me había
despertado, pasó serpenteando una y otra vez justo frente a mí, como queriendo que la
siguiera a algún sitio.

Entonces la seguí, de un momento a otro estaba en Hollywood, empecé a recorrer aquella
cuidad que siempre quise conocer y a lo lejos vi un rotulo con muchas luces que tenía el
nombre de mi película favorita “Baila con las estrellas” decidí entrar porque pensé que el
lugar era un cine, pero vaya sorpresa, era un set de filmación, donde estaban la mayoría
de actores que yo tanto admiraba.

Era el primer día de rodaje de la película pero había un problema, la actriz principal no
contestaba las llamadas del productor, yo estaba escondida entre la escenografía, para
que no descubrieran que había entrado al estudio de grabación sin permiso, no quería ir
presa. El productor enojado al saber que la actriz no contestaba, empezó a dar muchas
vueltas y de un momento a otro empezó a tirar cosas en el set y una de esas cosas me
calló en la cabeza, grité mucho porque fue muy doloroso, todos me descubrieron, estaba
asustada, mis pensamientos sobre mi vida en la cárcel era recurrentes, pero el productor
se acercó a mí con una gran sonrisa, mientras yo le pedía disculpas por entrar sin
permiso al estudio, pero él me dijo que no me preocupara, que gracias a eso, salvaría su
película y su reputación.

El afamado productor me hizo la propuesta de actuar en mi película favorita, por supuesto
acepté, grabamos tan rápido que de un momento a otro ya estábamos en la premier de la
película, mi chofer abrió la puerta del coche, mi vestido rojo Dior y mis joyas fueron mi
compañía, caminaba sobre la alfombra roja, todo el mundo quería tomarse fotos conmigo,
estaba feliz, nunca había sentido el interés de las personas por mí, pero esa noche fue
especial, descubrí cierta pasión por el cine, por aquello que tanto subestimaba, por eso
pequeños pero grandes momentos, donde fui una diva del cine, donde me divertí después
de mucho tiempo.

Al terminar la función, muchos actores y actrices se acercaron a decir que les encantó mi
actuación y por supuesto la película, simplemente estaba agradecida por estar viviendo
ese momento tan hermoso que nunca lo imagine, estaba agradecida por descubrir un
nuevo mundo y una nueva Valentina de la Mora al regresar al coche muchos paparazzis
nos perseguían entre luces de flash, solo podía ver aquellos destellos blancos, que
cegaba mi mirada.

De pronto abrí los ojos pero me encontraba en otro lugar, donde al poco tiempo conocí a
una bailarina llamada Elizabeth, recuerdo que era una mujer muy joven, alta con cabello
corto, color café, su ropa estaba sucia y rota, cuando la vi por primera vez estaba
bailando, yo no sabía que ella ya había notado que la estaba observando y dejó de bailar,
se acercó a mí para saludarme y decirme que me miraba tensa, estresada, cansada,
frustrada y perdida, yo bajé la mirada y le respondí: Sí, debido a todos los problemas que
tengo, ella me miró, extendió su mano y me dijo ven acompáñame te llevaré a un viaje,
cierra tus ojos y cuando cuente tres los abres. Cuando abrí mis ojos estábamos en un
salón de baile muy antiguo, me quedé sorprendida porque no habían más personas, sólo
nosotras, le pregunté ¿Por qué estamos aquí? Ella dijo; observa a tu alrededor, yo miré
por todos lados y vi una radio muy pequeña, era muy antigua, me dio curiosidad y la toqué
para ver si servía y comenzó a sonar, se escuchaba un género de música llamado salsa,
sin decir nada las dos comenzamos a bailar, yo no sabía cómo hacerlo pero lo estaba
logrando, al terminar la canción nos miramos y de la nada la vestimenta de ella comenzó
a cambiar, mientras salían brillos en toda su ropa, era algo mágico, la observé de nuevo
de pies a cabeza y lucía diferente, tenía puestas unas zapatillas, ropa en buen estado y
su cabello era más largo, me quedé pensando un rato todo lo que había pasado y le
pregunte ¿Cómo haces para transformarte de esa manera?, me respondió con una
sonrisa y diciendo que tuviera paciencia porque al final de este trayecto entendería lo que
estaba sucediendo, extendió su mano nuevamente, se la tomé y aparecí en una academia
para bailarines profesionales, había mucha gente, entonces me fui a un salón y me senté
en las bancas, estaba sola, cuando de pronto se me acercó una maestra muy enfadada
que me preguntó ¿Por qué no estas vestida Elizabeth? Yo le respondí que no era
Elizabeth, que mi nombre es Valentina de la Mora, ella no me hizo caso, tomó mi brazo, me
llevó a otro salón en donde se encontraban otras bailarinas, me dejó ahí y ordenó que me
vistiera porque era tarde, yo sin entender me puse un traje, cuando me vi en el espejo di
un grito, al notar que no era yo, estaba dentro del cuerpo de Elizabeth, no entendía
nada… Traté de irme, pero no me dejaron salir, así que tenia que bailar para poder irme,
tenía miedo y mucho pánico, las demás bailarinas me decían que me tranquilizara, todo
saldría bien así que respiré profundo, mientras escuchaba la música de fondo, llegó el
momento de salir y bailar, me pareció extraño todo, me podía la coreografía sin ensayarla.

Finalizó la presentación, estaba muy feliz, cerré los ojos un instante y cuando los abrí ya
era yo nuevamente, Elizabeth estaba enfrente de mí y me preguntó ¿Cómo sentiste esa
experiencia?, yo le respondí tuve mucho temor pero me enfrenté a todo lo que estaba
pasando y lo logré, de nuevo aparecieron esos brillos en ella y cambió totalmente, ya no
era esa chica que conocí, ahora era una mujer con vestido, tacones y maquillaje, hizo un
chasquido con sus dedos y aparecimos en un teatro vacío y dijo; en la vida real todo lo
bueno cuesta, hay que hacer sacrificios en algunas ocasiones, para poder ser felices,
quería darte ese recorrido que yo tuve en la vida real, todo lo que pasé para ser una
bailarina profesional, en ese viejo salón inicio mi carrera, aprendí a bailar mi primer
género musical, luego aprendí muchos más, pero en la última clase me fracturé la
columna y quedé en silla de ruedas, creí que no volvería a bailar pero me recuperé, llegué
a la academia y ahora bailó en teatros con artistas de todo el mundo, sé que te divertiste,
llegaste triste y ahora te vas feliz, poco a poco todo irá mejorando, ten paciencia y lucha
por lo que quieres porque los sueños si se hacen realidad.

Con una gran inspiración y paciencia sabiendo que todo lo que me propusiera lo podría
lograr me dirigí a una puerta, que me llevó a la playa, una playa llena de deportes
extremos, donde podría experimentar nuevas emociones, sentimientos, y poder tener otro
tipo de vida, pues me encontraba con mis amigos y ellos realizaban estos deportes a unos
les gustaba escalar montañas, hacer surfing, entre otros de los muchos deportes que
existen yo quería experimentar que era lo que se sentía prácticar deportes extremos, que
era lo que tanto les llamaba la atención a mis amigos, entonces decidí que día a día iba a
realizar algún deporte con mis amigos, un día fui a escalar montañas con mi amigo
Carlos, al principio no sabía cómo hacerlo y hasta empezaba a dudar un poco sobre mí,
pero saber que mi amigo estaba apoyándome, me hizo sentir más segura, ahí comenzó
esta nueva aventura y sentía una adrenalina que ni yo podía explicar y comprendí el por
qué a mi amigo le gustaba tanto el escalar montañas. Al siguiente día, me levanté muy
temprano para hacer surfing con mi amiga Mitzy, pues al igual que el día anterior no sabía
nada sobre el deporte que empezaba a practicar, pero estaba Mitzy para explicarme todo,
fue mi segundo día experimentando deportes extremos, al tercer día no decidía cuál era el
deporte que quería realizar, pues tenía la intriga de saber qué era andar en moto y decidí
ir con mi amigo Bryan a hacer motocross, agarramos nuestras cosas y nos dirigimos
rumbo a la pista, al terminar el deporte me di cuenta que era mi deporte favorito y que iba
a seguir practicándolo, le comenté a todos mis amigos como había sido mi experiencia
con este tipo de deportes, me encontraba tan feliz por practicar cosas nuevas y poder salir
de la rutina que estaba cansada de realizar día con día, me di cuenta que a veces salir de
nuestra zona de confort, puede ser la mejor decisión.

Estos días inexplicables fueron los más felices de mi vida, aun me encontraba junto a mis
amigos alrededor de una fogata, preguntándome cómo había olvidado el verdadero
sentido de la vida y de mi profesión por ir juzgando a los demás, hasta el punto de alejar a
mis amigos y a toda persona que pensaba distinto a mí; en ese momento de abstracción
de repente sentí el destello de luz que me cegó nuevamente y en un sobresalto, desperté
en el pasillo de la biblioteca junto a las pilas de libros que faltaban ordenar, aún con el
libro de Freud en mis manos, me di cuenta que esa alocada aventura había sido sólo un
sueño, observé a mi alrededor, era tarde y la anciana bibliotecaría ya se había ido, dejé
los libros en su lugar y me fui caminando a casa, pensando en ese sueño tan extraño y en
todo lo que había aprendido de el; me pasé la vida queriendo quitar tabús de la mente de
otros, mientras yo era la que necesitaba darse cuenta que la vida tiene muchos puntos de
vista; y lo más importante, quiero ser mejor en mi profesión como psicóloga, pero no hay
nada de malo en dedicarme a otras aficiones como el cine, el baile o los deportes
extremos para sentirme bien conmigo misma, de ahora en adelante viviré cada momento
como si fuera el último y compartiré esto con toda persona para lograr mi objetivo de
erradicar los tabús en la mente de las personas.